Dos trozos de pan, un suculento condimento en medio… ¡y a comer! Podría parecer que el bocadillo es un invento que acompaña a la humanidad desde siempre, pero nada más lejos de la realidad.
Hoy en día un bocadillo (o, mejor dicho, un buen bocadillo) soluciona no solo una comida, sino una cena, una merienda, o un almuerzo. Pero, para encontrar los orígenes de este popular invento, hay que indagar siglos y siglos atrás. El bocadillo tiene tras de sí una larga historia.
La palabra bocadillo viene de “bocado”, un término que se deriva del latín “bucca” (es decir, boca). Durante un tiempo, en la época de Cervantes, se denominó al bocadillo sencillamente “bocado”. Algunos consideran que el bocadillo ya se empleaba en la era precolombina (antes de la llegada de Colón) en diferentes partes de América, donde las poblaciones indígenas ya preparaban tortillas de maíz que rellenaban de comida y tomaban con las manos. También se cree que los antiguos griegos o la civilización india pudieron ser los precursores del bocadillo.
Respecto a la tipología de este tipo de alimentos, ¡es prácticamente infinita! Uno de los bocadillos más clásicos y populares es el de tortilla de patatas, que se popularizó durante las guerras carlistas. La leyenda cuenta que fue el general Tomás de Zumalacárregui quien inventó en 1835 la tortilla de patatas como una forma rápida y sencilla de alimentar a las tropas durante este conflicto bélico. A la tortilla de patatas se le suma un poco de pan y el resultado es uno de los bocadillos más icónicos de siempre.
El pepito de ternera también tiene su propio relato. Casi todo el mundo coincide en que nació en el antiguo café de Fornos de Madrid donde el hijo de unos de los dueños, conocido como Pepito, decidió pedir un día un bocadillo caliente en lugar de los habituales, que estaban compuestos por fiambre. Amistades, familiares y clientes comenzaron a imitarlo y a demandar este manjar. En la actualidad, este bocata que tiene como protagonista a los filetes de ternera se pide en toda España. Y así con tantos otros: el bocadillo de calamares, el de lomo con queso, el chivito, el serranito… Con un buen pan y unos sabrosos ingredientes, no hay límites en el mundo de los bocadillos.
En este sentido, hay multitud de panes de bocadillo, pero por ejemplo, ofrecer a tu clientela unbocadillo de agua es todo un acierto. ¿Por qué? Porque es uno de esos productos que convierten a un bocadillo tradicional en un bocadillo totalmente excepcional. Su pan con excelente alveolado, crujiente, ligero y duradero, sirve para hacer numerosos de los anteriores bocadillos. Cocido en horno de suela de piedra, y siguiendo una larga tradición artesana, el bocadillo de agua tiene una alta hidratación que, además, permite que se le pueda dar un golpe de calor en cualquier momento del día para ofrecerlo siempre como recién hecho.
Y no solo puedes recomendarlo a tus clientes si tienes una panadería, cafetería u horno; también si tienes un establecimiento hostelero, este tipo de producto, con un buen condimento, triunfa siempre entre los comensales. Las masas congeladas y el pan precocido hacen que sea muy fácil disponer de este tipo de alimentos en tu negocio. ¿Cómo hornear pan precocido congelado? Sencillísimo. En el caso del bocadillo de agua, solo hay que dejarlo descongelar entre 20-30 minutos para, posteriormente, hornearlo entre 10-12. ¡Y listo!
Los productos para panadería congelados permiten tener productos tan excelentes como el bocadillo de agua, sin duda uno de esos alimentos que, gracias a las cualidades del pan precocido congelado, conviene tener a mano siempre. Y es que, como ya decía el famoso chef Anthony Bourdain: “Entre dos panes existen casi infinitas posibilidades para deleitar nuestro paladar”. Queda dicho.
Fuente/Fotos: panamarbakery.com